Una semana más tarde volvimos a hablar del tema y, lamentablemente para mí, Él dijo que me quería muchísimo y que le parecía linda, pero que no estaba seguro de poner en riesgo la amistad por algo que luego podía no funcionar. No podía creerlo... Y para colmo, Él sonaba muy convencido en sus palabras. Además se mostraba preocupado por que yo no sufra...
A principios de Diciembre me llevó a cenar a un lugar muy lindo y caro. Yo me sentía en la gloria sentada junto a ese caballero. Pero esa cena soñada no hizo más que volver a hacer entrar en mí la duda de si Él verdaderamente no quería estar conmigo. Así que de vez en cuando le sacaba el tema "en broma" y Él picaba el anzuelo en algunas oportunidades.
Terminé casi humillándome; el amor para mí es algo que me somete, algo de lo cual no puedo librarme y que es más fuerte que yo. Nunca consigo suficiente. Cuando hablé de humillación quise decir que llegué al extremo punto de proponerle besarnos una sola vez y que así lo iba a dejar en paz. Pero Él insistía en que me conocía y sabía que yo iba a sufrir.
¡Histérico! Mientras más me histeriqueaba, más ganas me daban de tenerlo. Para aquel entonces el resto de nuestro grupo de amigos ya sabía que habíamos tenido una cita y que yo andaba atrás de Él... El chusmerío se expande a la velocidad de la luz.
Casi todos querían que estemos juntos. Digo casi ya que uno de los chicos... Llamémoslo Wally, estaba (o está) enamorado de mí y ya había amenazado a Él.
Parecía ser que lo único que quedaba por hacer era resignarme a seguir siendo amigos. En Noche Buena nos dimos un abrazo muy cálido y volví a sentir esa sensación mágica en mi cuerpo. Nos quedamos mirándonos hasta que me empecé a reír de los nervios y luego pasamos la noche sentados uno al lado del otro.
Los tres días siguientes no hice otra cosa que pensar en Él... Como si eso fuera poco, nos reuníamos con nuestros amigos todas las noches en mi casa e incluso se quedaban a dormir. Verlo soñar era y es un auténtico espectáculo. Lo tuve a mi lado durmiendo la primera noche y si bien sabía que era la oportunidad perfecta para besarlo sin que se diera cuenta, jamás quise hacerlo en contra de su voluntad.
Chicas: ¡A continuación por fin llega
la mejor parte!
La madrugada del Día de los Inocentes Él y dos amigos más (que son novios) se quedaron a dormir por distintas causas. La feliz pareja se durmió en un santiamén. Pero Él y yo no... Sólo Dios sabe por qué.
Nos reímos y nos hicimos cosquillas como una hora. El despertador iba a sonar a las 8 de la mañana. En un momento yo me quedé mirándolo fijamente a los ojos... Él también. Pasaron como 5 minutos así hasta que se me escapó un
¡Ay, no! ya que mirarlo me hacía sentir sumisamente enamorada. Entonces me di vuelta y Él me soltó el pelo. Le pedí que me devolviera mi gomita y seguimos mirándonos con ojos
extasiados. Luego Él sujetó mi mano y empezó a acariciarla.
Ya no sabía si estaba soñando o si de veras estaba con el chico que me había estado rechazando el amor hasta hace pocos días.
Me limité a disfrutar de ese momento especial y dejarme llevar. Nuestros rostros se acercaron cada vez más hasta que lo veía borroso. Me encanta cuando pasa eso.
Sentí dentro de mí una avasalladora necesidad de besarlo, pero una vez más no lo hice por temor a acosarlo. Por el contrario, resolví volver a mi almohada. Él miró su celular para ver la hora y de pronto vi su cara encima de la mía y... Sí.
Me besó.
-
Buen día -dijo con una sonrisa.
Dios mío, ¿qué estaba pasando? El amor sucumbía mi pobre corazón, que no podía latir más fuerte. Las alarmas de los celulares comenzaron a sonar y los novios se despertaron, si acaso alguna vez habían estado verdaderamente dormidos.
Los cuatro nos fuimos, ellos por su lado, y nosotros por el nuestro. Él me acompañó a sacar turno al médico y luego volvimos a casa. No pude evitar volver a besarlo.
Estaba volando. Es que hacía tanto que no sentía eso... Tan lindo. Y todo cambió. Él me empezó a tratar más y más cariñosamente. Nuestros encuentros luego de las vacaciones que tuvimos se fueron multiplicando.
Ahora nos frecuentamos mucho. Sin embargo no he podido confesarle a mi ex amiga que estamos juntos; y por esta razón tenemos cautela cuando ella está presente.
A propósito de ella... Está de vuelta en el mundo de Ana y Mía, ¿pueden creerlo? Encima quería que Él la acompañe a caminar... Una vez más está usando sus mañas para acercársele y dar lástima.
Yo opino que la chica que verdaderamente quiere ser Ana-Mía lo es y punto. No se lo anda contando a los demás. ¿Ustedes qué dicen al respecto?
Por suerte yo confío en Él y cada día estamos mejor. La otra noche tuvimos una velada mágica en la playa... ¡Soy feliz a su lado!
No sé si decirle a mi ex amiga que estoy saliendo con Él. Supuestamente ella está muy mal con esto de Ana y Mía... Pero no es mi culpa. ¿Qué hago, princesas?... En algún momento se va a enterar. Mientras tanto yo sólo pienso seguir viviendo este cuento de hadas.
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